Hoy el día ha amanecido fresco y limpio, con lo que hemos salido a buscar el Paseo de los Jueves.

Teníamos varias premisas que cumplir como son una distancia máxima total del recorrido, un desnivel máximo acumulado, accesible a niños desde los cinco años, así como poder visitar en un tiempo razonable arte rupestre, partiendo desde la ciudad andando.

Pues bien, en esta primera etapa de la búsqueda no hemos dado ni una! Ahora bien, hemos conseguido unas fotos de las que nos sentimos orgullosos, y de las que os ponemos a continuación una pequeña muestra.

Por cierto, este paseo semicircular se realizó en un total de cinco horas la primera vez, partiendo de la plaza del Lagarto y terminando en la de San Ildefonso. El segundo intento de localizar las pinturas de este paseo se realizó justo una semana más tarde. En cuanto al desnivel lamentamos no poder ofreceros ese dato aún, pero el punto más alto que alcanzamos fue la base sur de la Mella.

Salimos de la ciudad aprovechando los PR 126 y 127, subiendo por el camino que lleva al cruce de la carretera que da acceso al castillo de la ciudad, desde ahí, un pequeño tramo de asfalto por encima de la fuente del caño quebrado y el Centro Operativo Provincial Contra Incendios.

Al llegar al llano, donde comienza una zona sin pinos de repoblación, nos desviamos para subir por una vereda, hacia la izquierda, hasta llegar al collado sobre el cerro del tambor.

Y desde ahí iniciamos una búsqueda infructuosa de las pinturas. El primer sitio al que nos acercamos fue el abrigo que hay sobre el collado, al que se puede acceder por el oeste, pero que entraña cierto riesgo, y más aquel primer día con la creciente amenaza de lluvia (la piedra puede resbalar bastante).

Al no haber sido capaces de encontrar más que evidencias del paso del ganado por ahí, decidimos acercarnos a la abertura de la mella, hacia el este del abrigo, para lo que tuvimos que bajar por el mismo sitio extremando precauciones y girar a la derecha siguiendo la pared de roca. tuvimos suerte en el segundo intento y pudimos ver una bandada de grajos que nos recibió con un espectáculo aéreo.

En esta segunda subida se aprecia un sol imponente y un cielo sin nubes, y también exploramos un gran abrigo que hay al este del pie norte de La Mella, también teniendo como resultado el no haber encontrado las pinturas. En ambas ocasiones subimos hasta el centro de la oquedad en la roca que da nombre a la montaña. Nos sorprendió el poder ver unos fósiles de concha, pero también el comprobar que no todos se llevan lo que trajeron. En medio del maravilloso enclave la dolorosa visión de unas colillas en el suelo!

Este paseo se puede hacer en tres horas desde y hasta el parking que hay en el Neveral, siendo lineal de ida y vuelta en la mayor parte de los tramos. Si te apetece puedes venir y ayudarnos a encontrar las pinturas rupestres de La Mella bajo petición y siempre que no tengamos programada otra actividad para la fecha que más te convenga.