Estas reflexiones, pensamientos y escritos diversos que comparto aquí a modo de diario de alarma de un guía de turismo, no pretenden nada. Sólo son un ejercicio autoimpuesto para no perder la cordura o, quizá, terminar de perderla.
Te echo de menos. Lo siento, tenía que decírtelo.
En este décimo día de Estado de Alarma viendo que no conseguía centrar mi atención y para evitar distracciones he decidido adelantar trabajo.
Llevo unos días sintiendo el mismo frío que hizo ese invierno. Seguro que lo recuerdas porque nevó a nivel del mar y por alguna extraña razón tú llevabas helado desde el verano. Maldita soledad. ¡Qué solos nos quedamos!
Hoy he estado con la trimestral, que está a la vuelta de la esquina. Así que me he armado de paciencia y tras recopilar documentos y datos he ido confeccionando un primer esbozo de mis últimos tres meses fiscales.
Ya no soporto la memoria del tic-tac cansino las tardes de lluvia, marcando ritmos superpuestos en los cristales finos de la ventana y sin embargo me sigo aferrando a ella, porque es la única que tengo.
Ante la ausencia de agobios y gracias a cierta mecánica interiorizada en estos últimos años he terminado pronto, con lo que el resto del día he estado revisando sistemas y aplicaciones que llevaba tiempo sin utilizar y que en su día me fueron útiles. Y, rebuscando, lo he encontrado.
Siempre estuvo ahí. No podré borrarlo.
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