Por fin lunes!!
Hacía tiempo que no sentía el deseo de un día de actividad a tope. Hoy tampoco será esta la situación, pero al menos es lunes.
Comienzo retomando listado de cosas pendientes y son bastantes, con lo que el entretenimiento está asegurado.
– Humm. Además, hoy toca cole en casa – Pienso.
El pescadero de barrio, ¿me mintió? ¿Por qué no ha abierto?
Me impongo tranquilidad mietras hago cola para el pan. ¡No hay leche fresca! No. No he de perder los nervios… Quizá en la frutería haya. Recojo el pan cortado que dejé encargado, pago, a través de una bandeja y salgo.
La vuelta se hace eterna. Las colas de las tiendas ocupan hoy la calle entera en una hilera interminable. Por suerte parece que ya nadie tiene hueco en la alacena y sólo llevan una bolsa al salir de ellas.
La prueba de sonido que hice ayer para las conferencias de las clases de inglés no fue buena. Las niñas tendrán que usar micrófono, que pasa a la lista mental de cosas a comprar.
Comienza el dolor de cabeza que hoy viene acompañado de picor de garganta y mal estar general. Intento no pensar.
Mientras preparo la comida abro una cerveza. Al comer otra más.
Tarde de tele en familia. Los oídos. Ahora son también los oídos los que duelen. Parecen supurar y noto el palpitar de mi corazón entrecortado. Sudor frío. Frío en los pies. Frío en las manos. Se me derrumba todo.
Riego o, mejor dicho, riegan «La Maceta». La única planta que ha sobrevivido a mis olvidos estos últimos cuatro años. No recuerdo… No quiero recordar nada más.
Maldito lunes.
Tendré que revisar lo que hice, dónde y con quién estos días atrás.
COVID19, Reflexiones, sostenibilidad turística
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