Día #1?
En realidad, a pesar de los intentos por escribir los acontecimientos de una manera ágil, me está costando demasiado hacer estas reflexiones.
El día #0 se refiere al viernes, así que esta entrada del día#1 debería hacer referencia al sábado 14 de marzo de 2020, Día Internacional del número Pi (3/14, por el orden de mes y día al escribir fechas en países anglófonos)
No, no es un error de publicación. Lo estoy escribiendo el Lunes 16, dos días más tarde, para asegurarme de que mi memoria es capaz de retener pequeños detalles.
Me levanto tarde, son más de las nueve de la mañana. No hay ruido en casa, aunque las niñas llevan un rato móvil en mano y aún no han abierto las persianas de la sala.
Preparo un par de batidos y pongo café y tostadas. Ayer saqué del cajón de experiencias (sí, en mi casa existe) el aceite que no voy a usar en las próximas catas. Estoy convencido de que tendré que pedir más para estas dos semanas.
Mientras desayunamos se plantea el día. Hoy limpiaremos y ordenaremos la sala para sacar el arsenal de estudio, que deberá tomar posiciones en la casa.
Aún queda cancelar la visita a la catedral para mañana. Ayer tarde parecían convencidos de venir a España. ¡Y semana Santa! ¿Sólo quince días? Ojalá salve esas visitas privadas.
Hago una pequeña lista de la compra (pan y leche fresca) para hoy, me lavo, me visto y salgo.
La terraza del bar del cruce aún no ha cerrado, en la frutería hay mucha gente, la pescadería está abierta. Sigo caminando. Cola de varias personas en la calle de la panadería de barrio. Algunas personas llevan guantes y, de ellas, una, mascarilla.
Mi turno. Entro. Pido pan cortado. No tienen.
– Baguette ancha, porfa. Y cóbrame las dos de leche que llevo en la mano.
– ¿Quieres bolsa?
Retorno a casa, cigarro en mano. Por si acaso paro donde el pescado. Sólo queda pez espada. El lunes, ¿tendrá más?
Patatas. Necesito patatas. Tomi me dijo que llevase. Entro a la frutería. No hay los cinco kilos que pedía, pero con estas seguro que basta.
Llego a casa. Lo primero…
Lo primero, siempre, manos lavadas. Y llegará, pienso, el día en que ni una ducha me limpiará la sensación de ser contaminante.
Comenzamos zafarrancho de limpieza y generamos nuevo orden para establecer «el cole» en casa. Aún no hay horarios, ni sabemos cómo o con qué. Terminamos la cena tarde, muy tarde..
.. Y todavía no he pasado los precios para ese nuevo contrato, ni hecho listados, ni nada de nada
Jaj. A ver en qué queda todo esto dentro de dos semanas. Estoy convencido de que esta es la primera de muchas que vendrán y, por desgracia, más pronto que tarde seguro será más larga.
acción, COVID19, Reflexiones, responsabilidad, Sostenibilidad, sostenibilidad turística
Comments RSS Feed